Fisura

La fisura anal es una pequeña herida en el ano que causa dolor y sangrado al defecar, como si se “rajara” la piel.

Fisura

La fisura anal es una pequeña herida o desgarro en la piel que recubre el canal anal. Aunque pueda parecer algo menor, quienes la han sufrido saben que puede ser muy dolorosa y afectar mucho la calidad de vida.

¿Qué es una fisura anal?

Una fisura anal es, básicamente, una pequeña herida o corte en la piel que recubre la parte más externa del ano. Imagina una grieta parecida a las que se forman en los labios cuando se resecan… pero en una zona mucho más sensible. Por eso, aunque sea una lesión pequeña, puede causar un dolor muy intenso, especialmente al ir al baño.

Esta fisura suele aparecer después de hacer esfuerzo al evacuar, como cuando hay estreñimiento y las heces son muy duras. Pero también puede ocurrir en casos de diarrea frecuente, traumatismos (como el parto), o incluso sin una causa clara.

Hay dos tipos principales:

  • Fisura anal aguda: es reciente, suele curarse con tratamiento médico y buenos hábitos en pocas semanas.
  • Fisura anal crónica: cuando la herida no cicatriza bien y persiste durante más de 6 semanas. En este caso, a veces se forma un pequeño pliegue de piel al final de la fisura (llamado “plica centinela”), que puede notarse al tacto.

Y aunque el nombre puede sonar un poco intimidante, lo más importante es saber que tiene solución. Con el tratamiento adecuado y un poco de paciencia, la mayoría de las fisuras se curan por completo.

¿Cuáles son los síntomas de una fisura anal?

Si alguna vez has sentido un dolor punzante al ir al baño, como si cortara o quemara, es posible que hayas tenido una fisura anal. Es uno de esos problemas que, aunque no se ve, se siente (¡y cómo se siente!).

Los síntomas más comunes de una fisura anal son:

  • Dolor agudo al defecar, como una especie de pinchazo o desgarro. Este dolor puede durar desde unos minutos hasta varias horas después de ir al baño. Es el síntoma más típico y el que más molesta.
  • Sangre roja brillante en el papel higiénico o sobre las heces. No es mucha cantidad, pero llama la atención.
  • Ardor o escozor en la zona anal, especialmente después de evacuar o al limpiarte.
  • Sensación de tensión o espasmos en el ano, como si el músculo no se relajara bien.

En los casos de fisura anal crónica, estos síntomas tienden a repetirse cada vez que hay esfuerzo al ir al baño. También puede aparecer una pequeña protuberancia externa, como un pliegue de piel.

¿Y en bebés o niños? Suelen llorar al hacer caca, tener pequeñas manchas de sangre en el pañal o incluso evitar ir al baño por miedo al dolor.

También hay personas que tienen una fisura anal sin dolor, aunque es menos habitual. En esos casos, la fisura puede pasar desapercibida y solo notarse por el sangrado leve o molestias intermitentes.

Si sientes alguno de estos síntomas de forma persistente, lo mejor es consultar con un especialista. Cuanto antes se trate, más fácil será curarla y evitar que se convierta en algo crónico.

Tratamiento para la fisura anal

Cuando tienes una fisura anal, lo más importante es no desesperarte: tiene solución, y en la mayoría de los casos se puede tratar sin necesidad de cirugía.

El enfoque del tratamiento dependerá de si se trata de una fisura reciente (aguda) o de una fisura crónica, que lleva semanas o incluso meses sin curarse.

Tratamiento para fisuras agudas

En esta fase, el objetivo es ayudar a que la herida cicatrice lo antes posible, reducir el dolor y evitar que se vuelva crónica. ¿Cómo?

  • Cremas y pomadas para fisura anal: suelen contener anestésicos locales como lidocaína para aliviar el dolor, y sustancias que relajan el esfínter anal (como el diltiazem o la nitroglicerina).
  • La blastoestimulina es otra crema muy conocida por su capacidad cicatrizante. Se aplica con suavidad directamente sobre la fisura.
  • Baños de asiento con agua tibia (10-15 minutos, varias veces al día) ayudan a relajar la zona y aliviar la inflamación.
  • Cambios en la dieta: aumentar el consumo de fibra (frutas, verduras, cereales integrales) y beber mucha agua para que las heces sean blandas y fáciles de expulsar.
  • Evitar el esfuerzo al ir al baño, no aguantar las ganas y mantener una buena higiene sin frotar.

Tratamiento para fisuras crónicas

Si después de 6–8 semanas la fisura no mejora, puede que se haya vuelto crónica. En ese caso, el tratamiento se intensifica:

  • Pomadas más específicas con nitroglicerina o bloqueadores del calcio para relajar el músculo y favorecer la cicatrización.
  • Inyecciones de toxina botulínica (botox): ayudan a relajar el esfínter sin necesidad de cirugía. Es un tratamiento rápido y eficaz en muchos casos.
  • Cirugía (esfinterotomía lateral interna): es el paso final si nada ha funcionado. Se realiza para cortar una pequeña parte del músculo y así reducir la presión. Suele tener una tasa de éxito altísima y una recuperación bastante rápida.

Eso sí, el postoperatorio de la fisura anal requiere algunos cuidados básicos: mantener la zona limpia, dieta suave y evitar esfuerzos excesivos durante unos días.

Consejos para curar una fisura anal

Curar una fisura anal puede requerir algo de tiempo y paciencia, pero con los cuidados adecuados es totalmente posible. Aquí te comparto algunos consejos prácticos que te pueden ayudar en el proceso de recuperación y, sobre todo, a evitar que vuelva a aparecer:

1. Cuida tu alimentación

Una de las claves está en evitar el estreñimiento:

  • Aumenta el consumo de fibra natural: frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
  • Bebe al menos 1,5 a 2 litros de agua al día.
  • Evita comidas muy picantes, grasosas o procesadas que puedan irritar la zona.

2. No aguantes las ganas de ir al baño

Aguantar solo empeora las cosas. Ir al baño cuando lo necesitas y hacerlo sin prisas ayuda a que el intestino funcione con regularidad y sin esfuerzo.

3. Haz baños de asiento

Un clásico que funciona: agua tibia durante 10-15 minutos, 2 o 3 veces al día, especialmente después de defecar. Relaja el esfínter y mejora la circulación en la zona.

4. Usa cremas adecuadas

Aplica pomadas o cremas específicas para fisura anal según las indicaciones médicas. No uses cualquier producto sin consultar: algunos pueden irritar aún más.

5. Mantén una buena higiene (pero con suavidad)

Limpia la zona con agua tibia o toallitas sin alcohol ni perfume. Evita frotar, y si usas papel higiénico, que sea suave y sin tintes.

6. Haz ejercicio suave

Caminar ayuda al tránsito intestinal y mejora la circulación en la zona pélvica. Evita el sedentarismo, pero también los esfuerzos excesivos, como levantar peso.

7. Ten paciencia (¡y constancia!)

Una fisura puede tardar unos días o varias semanas en curarse del todo. Lo importante es ser constante con los cuidados y el tratamiento, incluso cuando empieces a sentirte mejor.

Recuerda: cuanto antes empieces a tratarla, más fácil será curarla. Y si después de un par de semanas no mejoras, no lo dejes pasar. Consulta con un especialista.

¿Cuándo es necesario operar una fisura anal?

La gran mayoría de las fisuras anales se curan con tratamiento médico, dieta y buenos hábitos… pero no siempre. Hay casos en los que, por más pomadas, baños de asiento y cuidado que pongas, la herida no termina de cicatrizar. Y es ahí cuando puede ser necesario plantear una operación de fisura anal.

¿Cuándo se recomienda operar?

  • Cuando la fisura lleva más de 6-8 semanas sin curarse (lo que se considera fisura anal crónica).
  • Si el dolor es muy intenso y constante, incluso con tratamiento.
  • Si hay espasmos muy fuertes del esfínter que impiden la cicatrización.
  • Si ya has probado cremas, dieta, baños, botox… y nada ha funcionado.

La operación más habitual se llama esfinterotomía lateral interna. Suena más compleja de lo que es: el cirujano hace un pequeño corte controlado en el músculo esfínter interno para reducir la tensión en la zona y permitir que la fisura cierre bien. Es un procedimiento rápido, con anestesia, y la mayoría de los pacientes vuelve a casa el mismo día.

También existen otras técnicas, como el uso de láser en algunos centros especializados.

¿Y qué pasa después?

El postoperatorio de una fisura anal suele ser bastante llevadero. Es normal notar algo de molestia los primeros días, pero el alivio del dolor intenso suele sentirse casi de inmediato. Con una buena higiene, dieta blanda los primeros días y seguimiento médico, la recuperación es rápida.

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