Diverticulitis

La diverticulitis es la inflamación de pequeñas bolsas en el intestino que puede causar dolor, fiebre y problemas al digerir.

Diverticulitis

La diverticulitis es una afección del intestino grueso que afecta a muchas personas, especialmente a partir de los 50 años. Aunque puede sonar complicada, entender qué es la diverticulitis, por qué aparece y cómo tratarla es clave para prevenir complicaciones y mejorar tu calidad de vida.

¿Qué es la diverticulitis?

Seguramente hayas oído hablar de la diverticulitis, pero si te han diagnosticado o sospechas que podrías tenerla, lo primero es entender bien qué significa.

En pocas palabras, la diverticulitis es cuando unas pequeñas bolsitas que se forman en la pared del colon, llamadas divertículos, se inflaman o se infectan. Estas bolsitas no deberían estar ahí, pero con el tiempo —y sobre todo a partir de cierta edad— es bastante común que aparezcan. Cuando están presentes pero no causan síntomas, hablamos de diverticulosis. Pero si se inflaman... ahí es cuando hablamos de diverticulitis.

Imagina que el colon es como un tubo que, con los años, empieza a tener pequeñas “hernias” hacia fuera. Si una de esas se irrita o se infecta, pueden aparecer dolor, molestias al ir al baño, fiebre y otros síntomas bastante molestos.

La diverticulitis aguda es cuando los síntomas aparecen de forma repentina e intensa. Puede durar unos días y necesita tratamiento médico. Pero también hay personas que tienen episodios más leves o recurrentes que van y vienen con el tiempo.

Y por si te lo preguntas: ¿es peligrosa? En la mayoría de los casos, no. Pero si no se trata bien o se complica, puede llevar a infecciones más serias o incluso requerir cirugía.

Por eso es importante prestar atención a los síntomas y acudir al médico cuanto antes si notas algo raro. Cuanto antes se detecta, más fácil es manejarla.

¿Cuáles son los síntomas de la diverticulitis?

Los síntomas de la diverticulitis pueden variar de una persona a otra, pero hay algunas señales que son bastante comunes y que deberías tener en cuenta. A veces empiezan poco a poco, como una molestia leve… y otras veces aparecen de forma más repentina, con bastante intensidad.

Lo más típico es el dolor en la parte baja del abdomen, sobre todo en el lado izquierdo. Es un dolor que puede ser constante, molesto, y que muchas personas describen como una presión o un pinchazo que no se va.

Otros síntomas frecuentes incluyen:

  • Hinchazón o sensación de gases atrapados, algo que muchas personas notan antes de saber que tienen diverticulitis. Por eso es común que se busque información sobre diverticulitis síntomas gases.
  • Cambios en las heces: algunas personas tienen diarrea, otras estreñimiento, y también puede haber moco o una sensación de evacuación incompleta.
  • Fiebre y malestar general, especialmente si hay inflamación activa o infección.
  • Náuseas o incluso vómitos en casos más avanzados.

Hay quienes también experimentan una especie de sensación de cansancio o incomodidad abdominal persistente, que no saben muy bien de dónde viene, pero que al final resulta ser un brote de diverticulitis.

Si te has sentido identificado con varios de estos síntomas —especialmente si ya has tenido diverticulitis antes—, lo mejor es consultar con tu médico. Un diagnóstico a tiempo es clave para evitar complicaciones más serias, como abscesos o incluso necesidad de cirugía.

¿Por qué aparece la diverticulitis?

La verdad es que no hay una única causa clara para la diverticulitis, pero sí sabemos que hay ciertos factores que pueden aumentar mucho las probabilidades de que aparezca.

Todo empieza con la diverticulosis, que es cuando se forman esas pequeñas bolsitas (divertículos) en la pared del colon. Estas bolsitas no suelen dar síntomas… hasta que una se inflama o se infecta, y ahí es cuando se convierte en diverticulitis.

Entonces, ¿qué puede provocar esa inflamación?

  • Una dieta baja en fibra, probablemente el factor más importante. Cuando comes poca fibra, el tránsito intestinal se vuelve más lento y las heces más duras, lo que aumenta la presión en el colon y favorece la aparición de divertículos.
  • Estreñimiento crónico, que también obliga a hacer mucho esfuerzo al ir al baño, lo que presiona aún más las paredes del intestino.
  • El sedentarismo. No moverse lo suficiente influye en la digestión y en el buen funcionamiento del sistema digestivo.
  • La edad. Es mucho más frecuente a partir de los 50 años, aunque puede aparecer antes.
  • El sobrepeso y el estrés crónico, que también se han relacionado con un mayor riesgo.
  • Algunas personas incluso relacionan la diverticulitis con causas emocionales, como ansiedad o tensión mantenida. Aunque esto no está científicamente comprobado, muchas veces el estrés sí influye en cómo responde nuestro sistema digestivo.

En resumen: lo que comemos, cómo vivimos y cómo nos movemos influye directamente en la salud de nuestro colon. La buena noticia es que, con algunos cambios en los hábitos diarios, se puede reducir mucho el riesgo de desarrollar diverticulitis… o evitar que vuelva si ya la has tenido.

¿Cómo se trata la diverticulitis?

Lo primero que hay que saber es que la diverticulitis sí tiene tratamiento, y que en la mayoría de los casos se puede controlar sin necesidad de cirugía. Pero eso sí: cuanto antes se detecte y se trate, mejor.

Para los casos leves o moderados

Cuando los síntomas no son muy intensos, el tratamiento suele ser sencillo pero eficaz:

  • Reposo digestivo: en los primeros días se suele recomendar una dieta líquida o muy blanda, para darle descanso al intestino. Nada de comidas pesadas ni ricas en fibra al principio.
  • Antibióticos: son la base del tratamiento si hay sospecha de infección. Algunos de los más utilizados para la diverticulitis son Spiraxin, Amoxicilina con clavulánico o Ciprofloxacino. Siempre deben ser recetados por un médico.
  • Paracetamol para el dolor: se suele evitar el ibuprofeno porque puede irritar más el intestino.

En muchos casos, con esto basta para notar una mejora en pocos días. Aún así, es importante seguir el tratamiento completo aunque los síntomas desaparezcan rápido.

¿Y si es un caso más grave?

Cuando la inflamación es fuerte, no mejora con antibióticos, o ya ha habido varios episodios repetidos, puede que el médico proponga otras opciones:

  • Hospitalización, si hay fiebre alta, vómitos persistentes o riesgo de complicaciones.
  • En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía por diverticulitis, sobre todo si hay perforación, absceso o riesgo de obstrucción intestinal. Una opción es la colostomía, aunque se intenta evitar siempre que sea posible.

¿Y después de la crisis?

Una vez pasada la fase aguda, es fundamental trabajar en la prevención de nuevos brotes. Aquí entra en juego la alimentación, el ejercicio, los hábitos diarios… pero también es importante seguir en contacto con tu médico para hacer controles regulares y ver cómo evoluciona el colon.

¿Qué se puede comer si tengo diverticulitis?

La alimentación es una parte fundamental del tratamiento y la prevención de la diverticulitis. De hecho, mucha gente mejora notablemente solo con cambiar algunos hábitos en su dieta.

Ahora bien, la dieta no es igual en todas las fases. Vamos por partes:

Durante un brote agudo

Si estás en plena crisis de diverticulitis (con dolor, fiebre o inflamación), lo mejor es darle un descanso al intestino. Aquí se recomienda:

  • Dieta líquida o blanda, según indique el médico.
  • Caldos suaves, agua, infusiones sin azúcar, zumos colados.
  • Yogures naturales sin azúcar, purés de verduras cocidas muy suaves (como calabacín o zanahoria).

Nada de alimentos con fibra en esta fase. La idea es que el intestino trabaje lo menos posible.

Después del brote (fase de recuperación)

Cuando ya estás mejor, se puede ir reintroduciendo la fibra poco a poco:

  • Frutas como plátano maduro, manzana rallada, pera cocida.
  • Verduras cocidas y sin piel: calabaza, zanahoria, calabacín.
  • Arroz blanco, pasta, pan blanco (nada de integrales al principio).
  • Huevos cocidos o tortilla francesa, carnes magras (pollo, pavo, pescado blanco).
  • Yogures y lácteos suaves.

Y sí, por si te lo preguntas: puedes comer tortilla francesa con diverticulitis, siempre que no lleve mucho aceite ni ingredientes pesados.

¿Y qué alimentos están prohibidos?

Hay algunos alimentos que es mejor evitar, sobre todo si has tenido varios episodios:

  • Semillas y frutos secos enteros.
  • Palomitas de maíz.
  • Alimentos muy grasos, fritos o ultraprocesados.
  • Alcohol (sí, incluida la cerveza).
  • Comidas muy picantes o condimentadas.

Muchas personas buscan un menú semanal para personas con diverticulitis en PDF. Tener una guía organizada ayuda muchísimo a no caer en errores y a planificar mejor la alimentación.

Preguntas frecuentes sobre la diverticulitis

¿La diverticulitis tiene cura?

Buena pregunta. Los divertículos (esas pequeñas bolsitas en el colon) no desaparecen, pero lo que sí se puede controlar muy bien es la inflamación. Con una buena alimentación, tratamiento adecuado y seguimiento médico, puedes llevar una vida completamente normal y sin brotes.

¿Diverticulitis y cáncer están relacionados?

No directamente. Tener diverticulitis no significa que vayas a desarrollar cáncer de colon. Pero como los síntomas pueden parecerse, es importante hacer revisiones y pruebas (como colonoscopias) si el médico lo considera necesario, especialmente después de los 50.

¿Cuánto tiempo tarda en curarse una diverticulitis?

Depende del caso. En los episodios leves, muchas personas mejoran en 7 a 10 días con reposo, dieta suave y antibióticos. Si el cuadro es más grave, puede alargarse un poco más. Y en casos donde se requiere cirugía, el proceso puede tardar varias semanas.

¿Puedo comer tortilla francesa con diverticulitis?

Sí, y de hecho es una buena opción cuando estás saliendo de un brote. La tortilla francesa es fácil de digerir, no contiene fibra y aporta proteína. Eso sí, intenta que sea con poco aceite y sin rellenos pesados.

¿El estrés puede provocar diverticulitis?

No hay pruebas científicas claras de que el estrés cause directamente la diverticulitis, pero sí puede afectar al sistema digestivo en general. Muchas personas notan más molestias intestinales en épocas de ansiedad, así que cuidarse emocionalmente también ayuda.

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